El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha dado un giro inesperado en el caso de Dani Alves. El exfutbolista brasileño, que había sido condenado a cuatro años y medio de prisión por agresión sexual, ha sido absuelto tras una revisión que dejó sin efecto el fallo inicial.
La decisión se basa en la falta de pruebas contundentes que permitan superar el principio de presunción de inocencia, lo que ha generado un intenso debate en la opinión pública.
Las dudas que tumbaron la condena
El tribunal argumentó que el testimonio de la denunciante presentaba “contradicciones e inconsistencias” y que la sentencia original tenía “vacíos” que impedían sostener la culpabilidad del jugador.
Esto ha dividido a la sociedad, por un lado, su defensa celebra la absolución como un acto de justicia, mientras que sectores feministas y figuras políticas critican el fallo, asegurando que refuerza la impunidad en casos de violencia de género.
Consecuencias y reacción internacional
Más allá de lo legal, la reputación de Alves ya ha sido duramente golpeada. Su libertad no garantiza su regreso a la élite del fútbol, y el escándalo podría cerrarle puertas en futuros proyectos.
Además, el caso podría llegar a una instancia superior si la denunciante decide apelar. Mientras tanto, el exjugador vuelve a ser un hombre libre, pero la sombra de este proceso lo seguirá de cerca.
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DIEGO LEIZA
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