Los likes y las vistas no sólo controlan las redes sociales, también determinaron las vidas de muchos influencers, bienvenidos al club de las “Selfies de la muerte”.
Selfies letales, videos que nunca pudieron subirse y otros que no terminaron como esperaban, pero eso sí, fueron virales por motivos más tristes, así suman más de 500 muertes en el mundo de estas personalidades.
El caso más reciente es el de la influencer rusa Inessa Polenko que traspasó una cerca de seguridad de un mirador panorámico del Mar Negro, en Georgia.
Cayó de una altura de 50 metros y por la gravedad del impacto, no logró sobrevivir.
El amante del Parkour, Remi Lucidi, es parte de este club de influencers imprudentes, al ignorar los intentos de detenerlo. Perdió la vida al caer de un edificio de 200 metros de altura.
Fue justo en el piso 68 donde sólo encontraron su cámara aún grabando.
“La vida debería ser divertida, no tonta”, esto quedó escrito en la biografía de Sophia Cheung, influencer que era famosa por sus fotos arriesgadas en diversos acantilados del mundo.
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Cayó de una cascada en el parque de Ha Pak Lai, lugar frecuentado por instagramers locales.
La fundación iO, una organización científica dedicada al estudio y control de las Enfermedades Infecciosas en el mundo ya realizó un censo sobre este fenómeno de las redes.
Según estos datos, actualizados en 2023, desde el año 2008 ya han muerto 500 personas por este tipo de imprudencias.
¿Qué deberían hacer las autoridades para bajar estas cifras? ¿La muerte prematura será una nueva tendencia en redes? Comenta
SCARLET HERNÁNDEZ
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