
El 5 de septiembre de 1985, Freddie Mercury no solo celebró sus 39 años… organizó la fiesta más desenfrenada de su vida. Y eso, viniendo del líder de Queen, no es poca cosa.
Acostumbrado a las veladas extravagantes, esa noche en Múnich llevó todo al extremo: lujo, descontrol, travestis, música, celebridades, champán a mares y cámaras grabándolo todo.
La fiesta del blanco y negro
La chispa la encendió Jim Hutton, su pareja en aquel entonces, quien le sugirió una temática simple pero elegante: blanco y negro.
A Freddie le encantó. Rápidamente alquiló el club Henderson’s en Múnich, lo decoró por completo siguiendo ese código cromático y pidió a sus invitados asistir disfrazados de pies a cabeza.
El evento no solo era para celebrar su cumpleaños, también quería usar la fiesta como set para el videoclip de su canción Living on My Own. ¿Resultado? Más de 50 horas de material grabado, entre luces, lentejuelas y puro exceso ochentero.
¿Y los invitados?
A la fiesta acudieron más de 300 personas, la mayoría del colectivo LGTBIQ+ y amigos cercanos del cantante. Jim Hutton recuerda: “Brian May llegó como bruja. Phoebe se vistió de gitana. Un paparazzi iba perfectamente travestido. Había empresarios de la industria, músicos, fotógrafos, diseñadores… Todos disfrazados, todos brillando”.
David Wigg, periodista y amigo íntimo, dijo en The Telegraph: “Los más jóvenes apenas llevaban ropa, y a medida que avanzaba la noche, los disfraces se volvían… opcionales”.
El pastel tamaño Freddie Mercury
Cuando llegó el momento de cantar el “Happy Birthday”, apareció una tarta gigante con forma de piano de cola.
¿Diversión sin consecuencias? No exactamente
La noche fue tan intensa que en algún momento, Freddie se desmayó. Hutton contó que el exceso de champán y alguna mezcla peligrosa de drogas lo dejó fuera de combate por un rato.
“A Freddie le gustaba la cocaína, sí, pero no era de experimentar. Esa noche, alguien pasó de la raya”.
Tras recuperarse con un breve descanso, volvió a escena como si nada.
Mitos, rumores y verdades
Con el tiempo, la fiesta se volvió leyenda. Algunos aseguraban que había enanos con bandejas de cocaína sobre la cabeza, pero los más cercanos lo desmintieron.
Roger Taylor, baterista de Queen, fue tajante: “Los enanos no existieron. Lo de los luchadores en lodo, eso sí fue real”.
Un videoclip demasiado provocador
El videoclip de Living on My Own fue editado con escenas de esa noche… pero fue censurado.
CBS, el sello de Mercury, se negó a lanzarlo en Norteamérica por considerarlo “demasiado escandaloso”.
TAMBIÉN PUEDES LEER: ¡CDMX ya huele a Mundial! Más de 40 monumentos se visten de verde
DIEGO LEIZA
Si quieres enterarte de más, síguenos en Facebook, YouTube o bien en TikTok.