El rapero y magnate de la música, Sean Combs, conocido como Diddy, se encuentra en el centro de una tormenta legal tras ser acusado por más de 120 víctimas de abuso sexual.
En el conteo de las víctimas, se encontró que 25 de ellas eran menores de edad al momento del abuso.
Las denuncias, detallan patrones de abuso en fiestas privadas organizadas por el artista, donde presuntamente las víctimas fueron drogadas y sometidas a comportamientos sexuales coercitivos.
La película “¿Y dónde están las rubias?” hace un guño a las famosas fiestas de blanco, organizadas por el magnate del rap, en estas, se cometían varios crímenes.
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Estas alegaciones se han vuelto el foco de atención tras la representación legal de Tony Buzbee, un abogado de renombre que ha llevado casos similares a los tribunales.
Las autoridades, que arrestaron a Combs en septiembre, lo han acusado de tráfico sexual, asociación ilícita, prostitución y otros delitos graves.
Los informes revelan que Combs no tiene derecho a fianza y se encuentra a la espera de su juicio en un tribunal federal.
Lo que ha sacudido tanto a la industria del entretenimiento como a sus seguidores.
La controversia ha despertado un debate nacional sobre el poder y la influencia que ciertas figuras públicas tienen.
Sobre todo para evadir las consecuencias de sus actos durante años.
Con un patrimonio neto estimado en más de $900 millones, Diddy ha sido una figura influyente en la música y los negocios.
Estas acusaciones podrían tener un impacto profundo en su legado y su imperio empresarial.
Mismo que incluye desde una línea de ropa hasta una marca de licor premium.
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