
En una jugada inesperada y bastante simbólica, el canciller alemán Friedrich Merz le llevó un regalo muy peculiar al presidente Donald Trump durante su visita a la Casa Blanca: nada más y nada menos que el acta de nacimiento de su abuelo.
Trump recibió, con marco y todo, el acta original de Frederick Trump, nacido en 1869 en la actual Alemania.
Y no faltaron las risas cuando Merz le hizo notar que el nombre original del abuelo era “Friedrich”, igualito al suyo. Trump, entre halagos, soltó un “es un nombre muy alemán” y se quedó mirando las paredes del Despacho Oval buscando dónde colgar la joyita histórica.
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El abuelo Trump emigró a Estados Unidos a los 16 años, hizo fortuna y luego intentó volver a su tierra natal, pero Alemania le cerró la puerta por no haber hecho el servicio militar.
Así que regresó a Nueva York y allí empezó la saga familiar que, décadas después, daría lugar a un presidente.
Un gesto curioso, cargado de historia y, quién sabe, quizás también de política entre líneas.
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