Lo que parecía una marcha tranquila en apoyo a los rehenes israelíes se convirtió en una pesadilla, pues este domingo 1 de junio, en pleno Pearl Street Mall de Boulder, Colorado, un hombre hizo un ataque con un lanzallamas improvisado y dispositivos incendiarios, dejando al menos ocho personas heridas, entre ellas un sobreviviente del Holocausto.
¿El responsable? Mohamed Sabry Soliman, un inmigrante indocumentado de origen egipcio, que habría gritado “¡Free Palestine!” mientras atacaba a la multitud.
Las autoridades ya lo califican como un acto de terrorismo y posible crimen de odio antisemita. El FBI y la policía están investigando el caso como una amenaza directa a la comunidad judía.
La escena fue caótica: fuego, gritos, gente intentando ayudar a los heridos, y una marcha pacífica convertida en un infierno. La rápida intervención de los equipos de emergencia evitó que la tragedia fuera mayor.
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Y lo peor es que Soliman llevaba más de un año viviendo ilegalmente en Estados Unidos, tras haber ingresado con una visa de no inmigrante en 2022 y dejarla vencer en 2023.
Las autoridades siguen investigando, pero por ahora aseguran que actuó solo. Piden a la comunidad cualquier prueba, como videos o publicaciones, para entender mejor cómo ocurrió todo esto.
Lo que pasó en Colorado no es un caso aislado. Es una señal de alerta sobre los peligros reales que enfrentan las comunidades en EU cuando se permite que el odio y el extremismo caminen libremente por las calles.
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