
Ni reuniones, ni tregua, ni avances. Rusia y Ucrania siguen sin ponerle cara a una nueva mesa de negociación tras su último encuentro en Estambul.
A casi una semana de ese cara a cara el primero desde 2022, el único resultado fue un intercambio acordado de mil prisioneros de guerra por cada lado, el mayor hasta ahora.
Más allá de eso, todo sigue igual de estancado.
Desde el Kremlin, Dmitry Peskov confirmó lo que muchos temían: “No hay un acuerdo concreto sobre las próximas reuniones”.
Mientras tanto, el conflicto ya acumula más de tres años de devastación, desgaste político y desgaste humano, y ni los llamados de Occidente ni los gestos diplomáticos han logrado mover la aguja.
Europa y Estados Unidos presionan por un alto al fuego, pero Putin parece estar jugando otra partida: planea una nueva ofensiva para este verano, según informes de inteligencia ucraniana.
Putin habla de paz… pero con condiciones
Aunque el presidente ruso sugirió esta semana trabajar en un “memorando” para un futuro tratado de paz, no ha mostrado señales reales de ceder.
Rechazó una propuesta de alto el fuego de 30 días que Kiev sí aceptó, y condicionó cualquier pausa militar al cese de la movilización ucraniana y al bloqueo del envío de armas desde Occidente.
En otras palabras: Putin ofrece “paz” a su manera.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, calificó el posible intercambio de prisioneros como “quizás el único resultado real” de las pláticas en
Turquía. Moscú ya envió su lista; Kiev aún no responde oficialmente.
En paralelo, el Wall Street Journal publicó que Trump habría dicho en privado que Putin no está interesado en negociar porque cree que está ganando.
El tablero está caliente. La diplomacia va a paso lento. La guerra, no.
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DIEGO LEIZA
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