Las posadas mexicanas son una de las tradiciones más esperadas de diciembre, celebradas entre el 16 y el 24 de diciembre.
Su origen se remonta a tiempos prehispánicos, cuando los mexicas honraban a Huitzilopochtli durante el mes de Panquetzaliztli (del 6 al 26 de diciembre) con decoraciones y ofrendas.
Con la llegada de los españoles, esta festividad se adaptó al cristianismo por fray Diego de Soria, quien en 1587 solicitó al Papa Sixto V la realización de misas de aguinaldo para conmemorar el peregrinaje de José y María.
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El rito original consistía en rezos y cánticos religiosos en los atrios de las iglesias, pero con el tiempo se trasladó a las calles y hogares, convirtiéndose en una fiesta llena de luces, piñatas y ponche caliente.
La piñata, por ejemplo, es un símbolo del bien triunfando sobre los siete pecados capitales representados en sus picos.
Durante la posada, los participantes recrean la búsqueda de alojamiento de José y María, mientras cantan las tradicionales letanías y comparten momentos de unión
Hoy, las posadas no solo preservan su esencia religiosa, sino que también son una expresión de la diversidad cultural y gastronómica de México.
Donde cada región aporta su toque especial a esta mágica tradición.
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