En algunas ocasiones esperamos que deje de llover porque el agua moja nuestra ropa, arruina nuestros planes, empapa a nuestros invitados o simplemente el cielo no “nos deja” caminar a gusto en las calles.
Pero con este rollo de la falta de agua lo único que queremos es que nos llueva aunque sea un poquito, ¿quién nos entiende?
Seguramente recuerdas la danza que le hicieron a Tláloc en Zócalo de la CDMX, este ritual fue debido a las sequías que hay en México.
Este y otros rituales forman parte de nuestras raíces y muchos se siguen llevando a cabo en diferentes partes de la República. Uno de estos, es pedirle a Tláloc y consiste en bailar para que llueva.
Bailas? – Niurka pic.twitter.com/0QLINk3I0k
— Bacchus 𓄂𓆃 ♛♜♞☥☉ (@Feellg2) January 29, 2021
“Fiesta de la lluvia”
Los pobladores de la Mixteca Alta de Oaxaca realizan una fiesta llamada “Agua”, esta consiste en caminar durante toda una semana por los cerros y cuevas sagradas en donde el viento sopla.
Un grupo de hombres de distintas edades son los encargados de recorrer estas partes del pueblo.
Y lo hacen para pedir a las entidades del mundo sobrenatural que intercedan por su pueblo para que caiga lluvia.
Lluvia de noviembre.#Oaxaca pic.twitter.com/PL90S204BE
— Jaciel B. Cruz (@fotoaudible) November 26, 2023
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“Cha´a Cháak”
Cuando el sol pega muy fuerte y las sequías llegan, esta ceremonia de petición se realiza en la Península de Yucatán, con el objetivo de que el agua cubra la tierra.
“Cha´a Cháak” es una tradición Maya, que se ha ido compartiendo de generación en generación y que con el paso del tiempo a persistido en esas zonas.
Cuando no hay agua para sus siembras, un grupo de hombres se organiza para cazar un venado y se lo ofrecen a s Yumtsiles (Guardianes del bien). Mientras las mujeres preparan el nixtamal y el sacerdote la mesa donde se hará la ofrenda de este y otros animales.
Tláloc
El Dios de la lluvia era uno de los más venerados e importantes de la cultura mexica, los rituales en honor a Tláloc eran una parte importante de la vida religiosa y cultural, los de mayor prioridad se realizaban en primavera y verano, cuando se necesitaba la lluvia para las cosechas.
Y los rituales también incluían ofrendas de comida. Pero lo más importante eran las danzas y cantos en honor a este dios, aunque había casos en los que se ofrecían sacrificios humanos.
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