El lazo que une a Japón y México: Estas son las seis cosas que tienen en común
¿Sabes cuáles son las cosas que comparten y tienen en común Japón y México? Conoce el lazo que une a estos países
Sabemos que entre Japón y México un sin fin de diferencias; desde aspectos sociales (muchas veces paralelos entre sí), hasta factores culturales que distingue a cada uno de estos países, sin embargo también existe un lazo que los une.
A pesar de estar separados geográficamente con más de 11 mil 300 kilómetros en el Océano Pacífico, Japón y México comparten un vínculo y amor por ciertas cosas.
Es por eso que hoy en SubrayadoMX te mostraremos aquellos detalles y cosas que comparten estos dos países, demostrando que la diferencia de idioma y cultura no es un obstáculo.
Su riqueza gastronómica y cultural
La UNESCO considera a la cocina de cuatro países como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, entre estas cuatro naciones se encuentra México y Japón.
Este título es otorgado a las cocinas que tienen no sólo habilidades y riqueza culinaria para preparar sus platillos, sino que también cuentan valores culturales y sociales que van más allá de lo gastronómico.
Por lo que la comida, es uno de los elementos que une al ‘ombligo de la luna‘ y ‘el país del sol naciente‘, por su tradicional forma de preparar sus alimentos.
Las vestimentas o trajes típicos, bailes y música de estos países son tan destacables que son reconocidas a nivel mundial, como es el caso de las geishas, el mariachis, los kimonos, el jarabe tapatío y más.
Los árboles de jacarandas y sakuras, una muestra de amistad
Cada primavera, las calles de Japón y México se llenan de colores, mientras que en el oriente los árboles de cerezo tiñen de rosa la ciudad, en México nos llena de brillo las hojas lilas de las jacarandas.
Ambas flores son representantes no sólo de la primavera, sino de la amistad entre México y Japón, esto gracias a Tatsugoro Matsumoto un diseñador y especialista en el arte de la jardinería nipona.
Matsumoto recomendó al gobierno de Álvaro Obregón plantar en las principales avenidas de la Ciudad de México árboles de jacaranda. Estos árboles fueron traídos por Matsumoto desde Brasil y reproducidos en sus viveros.
Convirtiéndose con los años en un árbol representativo de México que colorea las principales avenidas de la capital mexicana.
México ama el anime
Es bien sabido que el anime es una de las industrias más representativas de Japón, sus historias, personajes y animación han roto fronteras, convirtiéndose en uno de los productos más consumidos a nivel mundial.
México ha sido representado en distintos animes, ya sea como personaje o como locación, dando una pequeña muestra de como nos ven los japoneses a los mexicanos.
Incluso en México existen distintos eventos en los que se busca tener un cachito de esta cultura en nuestro país.
Con cosplays, comida típica japonesa, música, bailes y más; los seguidores del anime y temas similares reflejan un poco del “país del sol naciente” en México.
La subcultura chicana, de la frontera para Japón
Existe una cultura que une a México y Estados Unidos, esta cultura es conocida como “Chicana” o “Chicanos“.
Podemos decir que una persona chicana es aquella de ascendencia mexicana, pero que nació en los Estados Unidos.
Muchos mexicano-americanos se consideran chicanos como una manera de representar e identificarse con orgullo por su herencia mexicana e indígena.
Esta “tribu” o subcultura comenzó a expandirse más, ya no sólo como una identidad y representación de dos nacionalidades, sino como un estilo de vida que incluso ha roto fronteras.
Así es como llegó a Japón.
Esta subcultura chicana-japonesa inició por el gusto del lowrider, una actividad chicana que consiste en modificar coches clásicos, como una forma de vivir y manifestarse ante la sociedad.
La subcultura chicana-japonesa cada vez tomó más fuerza en el país nipón, especialmente en ciudades como Tokio y Osaka.
La música no tiene fronteras: el mariachi y el ska unen a México y Japón
Así como en México existen personas que admiran la cultura y dedicación japonesa, en Japón también hay sectores que ven la cultura mexicana con mucho entusiasmo.
Tal es el caso de Sam Moreno, un japonés que se enamoró de la música ranchera y los mariachis cuando la escuchó por primera vez a los 18 años.
En 1972 llegó a la Ciudad de México decidido a aprender todo sobre la cultura mexicana, luego de varios años fundó el “Mariachi Samurai“, grupo con quien ya lleva más de 20 años de carrera.
Incluso, ha competido en varias ocaciones en el Encuentro Internacional de Mariachi en Guadalajara.
Otro grupo que demuestra que la música rompe fronteras, es la famosa banda ‘Tokyo ska paradise orchestra’, un grupo de Ska originario de Japón, que cuenta con miles de fans latinos.
El ska es uno de los géneros musicales más populares en México y latinoamerica, el ritmo inigualable y hasta la denuncia política en sus temas, convierte a esta música en una de las más populares entre los jóvenes.
Sin importar el idioma, el grupo Tokyo ska paradise orchestra ha logrado ganarse un espacio en el corazón de los mexicanos.
Siendo este uno de los países favoritos de la banda, pues en varias ocaciones el grupo ha señalado que considera a México como “su segundo hogar”.
La lucha libre
Otro de los grandes vínculos que une a México y Japón, y que sólo lo verdaderos fans de este deporte conocen es: la lucha libre.
La lucha libre es uno de los nexos que tienen estas naciones muy alejadas en distancia, pero unidas por la arista de este deporte.
Este deporte inició de maneras distintas en cada país, mientras en México tenía como objetivo el entretenimiento, en Japón era una cuestión de honor.
Poco a poco el país del sol naciente también le dio esta perspectiva, haciendo de la lucha libre un espectáculo.
Siendo un japonés el que inició la idea que se convertiría en la representación de las luchas, la máscara.
El luchador Tiger Mask, portó por primera vez una máscara sobre el ring, convirtiéndose en un héroe digno de un manga.
Poco a poco estas dos naciones combinaron y compartieron elementos para que la lucha libre sea lo que hoy conocemos.