Uno de los riesgos de trabajar como vendedores ambulantes es la exposición constante a diversas enfermedades. Según los propios comerciantes, las más comunes son las respiratorias, provocadas por los cambios bruscos de temperatura, la exposición prolongada al sol, la lluvia y el frío. Estas condiciones afectan su salud al estar durante horas en la vía pública sin protección adecuada.
Cuando deben suspender sus actividades para recuperarse, enfrentan pérdidas económicas importantes. La mayoría depende totalmente de sus ventas diarias para obtener ingresos.
Las pérdidas pueden ser totales o significativas, ya que algunos no generan ingresos durante los días de reposo. Otros, a pesar de estar enfermos, continúan trabajando tomando precauciones como el uso de cubrebocas.
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El acceso a servicios médicos representa otro problema. La falta de ingresos fijos dificulta cubrir gastos relacionados con consultas, medicamentos y tratamientos.
Algunos vendedores ambulantes están asegurados a través de familiares, pero no cuentan con afiliación directa a sistemas de salud pública. Señalan que no existen programas gubernamentales específicos para ellos.
El trabajo en la vía pública sigue siendo una actividad vulnerable, expuesta a los riesgos del clima y sin el respaldo de programas de protección social que mitiguen estas situaciones.
BERE GAMBOA
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