El fraccionamiento Los Tuzos sigue pagando las consecuencias de decisiones tomadas hace más de dos décadas.
Construido durante la administración de Manuel Ángel Núñez Soto, permanece en el limbo legal desde su edificación. A más de 20 años de su creación, este conjunto habitacional jamás fue recepcionado oficialmente por el municipio.
Su ubicación —por debajo del nivel del Río de las Avenidas— lo convirtió en una trampa para sus habitantes. Cada temporada de lluvias, el agua invade calles y viviendas, dejando un saldo preocupante de damnificados.
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En las recientes precipitaciones, Protección Civil reportó daños en 232 casas, afectando directamente a 812 personas.
Vecinos viven con la incertidumbre constante de perder su patrimonio bajo el agua, mientras las autoridades gestionan apoyos tardíos.
El municipio, sin seguros contra fenómenos naturales, inició trámites ante los gobiernos estatal y federal para atender a los afectados.
Mientras tanto, cuadrillas de la Secretaría de Servicios Públicos Municipales realizan trabajos de desazolve y reparación de rejillas en varios fraccionamientos. Entre ellos, Villas del Álamo, Providencia, Don Pablo y el propio Los Tuzos, intentando mitigar los estragos de las lluvias.
Estas acciones, ordenadas por el alcalde Eduardo Medécigo Rubio, buscan contener emergencias inmediatas, pero no resuelven el fondo del problema.
El origen de este desastre está en las irregularidades del desarrollo, autorizado originalmente por el INVIDAH. En su momento, se invirtieron 56 millones de pesos en urbanización, pero nunca se resolvió su estatus legal ni su riesgo estructural.
Hoy, Los Tuzos es un símbolo de omisiones, negligencia y del alto costo que tiene la falta de planeación urbana responsable.
BERE GAMBOA
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