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Francisco, el Papa que rompió moldes desde América Latina hasta Roma

Tras la muerte Francisco, el Papa que rompió moldes en su pontificado, el mundo se volcó en saber su historia y su legado, nosotros te contamos un poco de ello.

De Buenos Aires al Vaticano

Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, creció en una familia trabajadora compuesta por cinco hijos.

Su padre, Mario, era contador y trabajaba en el sistema ferroviario; su madre, Regina, se dedicaba a la educación de los hijos y a las tareas del hogar.

Ambos padres provenían del norte de Italia y llegaron a Argentina para escapar del fascismo.

Durante su juventud Jorge Mario mostró interés por el tango y el fútbol, su club era San Lorenzo, al que siguió con entusiasmo toda la vida.

En su adolescencia enfrentó una infección pulmonar grave.

Por este padecimiento sufrió una operación para extirpar parte del pulmón derecho dejó secuelas en su salud que perduraron durante toda su vida.

Oficios humildes antes de la vocación religiosa

Antes de ingresar al seminario, trabajó en distintos oficios, se desempeñó como técnico químico, barrendero y también portero de un bar.

Más tarde, trabajó en un laboratorio junto a la bioquímica y activista Esther Ballestrino de Careaga.

De esa amistad surgió una fuerte influencia política y humana, pues Ballestrino le abrió la mirada hacia el pensamiento de izquierda y el marxismo, sin haberlo adoctrinado.

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Formación y liderazgo dentro de los jesuitas

Recibió la ordenación sacerdotal el 13 de diciembre de 1969, al poco tiempo viajó a España para continuar su formación como jesuita.

Emitió su profesión perpetua el 22 de abril de 1973 y a su regreso a Argentina, asumió diversos cargos: maestro de novicios, profesor de teología, rector del Colegio Máximo de San José y consultor provincial de la orden.

El 31 de julio de 1973 fue elegido provincial de los jesuitas en Argentina, cargo que ocupó durante seis años.

Luego volvió a la enseñanza universitaria y en 1986 viajó a Alemania para avanzar en su tesis doctoral.

Posteriormente, trabajó como confesor y guía espiritual en Córdoba, Argentina.

Ascenso en la jerarquía eclesiástica

En 1992, el Papa Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Buenos Aires y en 1997 fue promovido a arzobispo coadjutor; al año siguiente sucedió al cardenal Antonio Quarracino como arzobispo y primado de Argentina.

Ese mismo año asumió también la atención pastoral de los fieles orientales sin ordinario propio en el país.

En 2001 recibió el título de cardenal con el nombre de San Roberto Belarmino, donde rechazó la tradicional fiesta en Roma y pidió destinar ese dinero a los pobres.

Como arzobispo, impulsó una Iglesia cercana a los sectores marginados y su proyecto se enfocó en la comunión, la evangelización en barrios y villas, y en el protagonismo del laicado.

Voz influyente en la Iglesia latinoamericana

Participó activamente en la Conferencia de Aparecida de 2007, encuentro clave para la Iglesia en América Latina.

 En esa instancia, profundizó su compromiso con una evangelización cercana a la realidad del continente.

Para el 2009 lanzó la campaña nacional “200 obras de caridad”, en el marco del bicentenario argentino.

En 2010, volvió a rechazar los honores al declinar su reelección como presidente del episcopado, aunque aceptó luego el mandato cuando fue votado por segunda vez.

El cónclave que lo convirtió en Papa

Tras la renuncia de Benedicto XVI, el cónclave se reunió en marzo de 2013; el 12 de marzo comenzaron las votaciones.

El 13 por la tarde, la quinta votación determinó el nombre del nuevo pontífice: Jorge Mario Bergoglio recibió el apoyo necesario y se convirtió en el Papa número 266 de la historia.

Cuando apareció en el balcón de San Pedro, eligió el nombre de Francisco, inspirado en San Francisco de Asís.

Su estilo rompió la formalidad: saludó con sencillez, pidió una oración por él y usó vestimenta blanca sin la capa roja tradicional.

Una figura única en siglos

Francisco, el Papa quedó en la historia como el primer pontífice proveniente del hemisferio sur, el primer latinoamericano, el primer jesuita y el primero no europeo desde Gregorio III en el siglo VIII.

Desde el inicio, mostró una preferencia clara por la humildad, la cercanía al pueblo y la denuncia social.

A lo largo de su pontificado, su voz resonó en temas ambientales, económicos, migratorios y eclesiales.

Su legado se distingue por el énfasis en la compasión, la justicia y el diálogo interreligioso.

DANNIA MARTÍNEZ

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