Té, infusión o tisana: El chismecito caliente que nadie te contó

¿Té, tisana o infusión? No, no es lo mismo… y sí, también ¿Te ha pasado que vas a un café muy fifí, pides un “té de frutos rojos” y te traen una agüita caliente con olor a mermelada? Bueno, eso no es té, aunque lo diga el menú con letras doradas.

Resulta que no todo lo que nadamos en taza caliente y con hoja flotante se llama “té”, y aquí te lo vamos a explicar sabroso y sin complicaciones.

¿Entonces qué es “té”?

El té con todas sus letras (y glamour) viene de una sola planta: la Camellia sinensis. Sí, aunque suene como nombre de actriz del cine de oro.

De esta plantita madre salen los famosos té verde, negro, blanco, oolong y matcha. Todo lo demás, por muy rico y reconfortante que esté, no es técnicamente té. Lo sentimos, manzanilla, pero no pasaste el filtro.

¿Y qué son las tisanas e infusiones?

Aquí es donde empieza la telenovela:

¿Y por qué importa saber esto?

Pues porque a estas alturas de la adultez joven, ya deberíamos saber distinguir entre un vino y un Tonayan, entre un pan de masa madre y uno Bimbo, y sí, entre un té real y una tisana coqueta.

En resumen (por si ya te dio flojera leer):

Así que ya sabes: la próxima vez que pidas “un té de lavanda con frutos del bosque”, que no te vean la cara, tú ya traes la info.


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DIEGO LEIZA


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