
En lo más profundo del universo, hay una nube de gas y polvo llamada la Nebulosa del Corazón, y no sólo tiene una forma que recuerda literalmente a un corazón, sino que brilla en rojo intenso gracias a la energía del hidrógeno excitado. ¡Puro romanticismo cósmico!
Esta maravilla espacial vive en la constelación de Casiopea, a unos 7,500 años luz de nosotros (sí, la neta está lejísimos). Y en su centro late un grupo de jóvenes estrellas, parte del cúmulo Melotte 15, que con sus vientos y radiación han esculpido los impresionantes pilares que decoran esta obra de arte galáctica.
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Entre sus secretos, la Nebulosa del Corazón guarda estrellas 50 veces más grandes que el Sol y hasta un microcuásar expulsado hace millones de años (sí, como en las películas de ciencia ficción, pero real).
¿La quieres ver? Apunta entre octubre y abril si estás en el hemisferio norte. Eso sí, vas a necesitar un buen telescopio, porque aunque es inmensa (más de 200 años luz de diámetro), su brillo no se deja ver tan fácilmente.
Y por si fuera poco, esta belleza no está sola: forma parte del dúo “Corazón y Alma”, junto a la Nebulosa del Alma. ¡Romanticismo estelar a otro nivel!
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