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Mira tu reflejo sin etiquetas

"Doña Chingona"

Cuando miras tu reflejo, sin juicios y sin miedos, la revelación surge.

Quienes conocieron su matrimonio nunca imaginaron qué podrían terminar en divorcio, “si eran una linda pareja, se veían tan felices, la confianza era su principal aliada, eran un matrimonio como pocos”.

Eso fue lo que dijeron familiares y amistades cuando se enteraron de su ruptura, se sentían tan desconcertados como ella.

¿Qué es lo que había hecho mal?, ¿porqué nunca vió las banderas rojas?, que frustrante es que tu pareja se sienta incompleto y tú, ni te enteres…

El momento…

Cuando decidió mirar su reflejo, la respuesta llegó a ella, se dió cuenta que siempre trató de ser una buena esposa, apoyando, complaciendo y cediendo en muchas ocasiones, combinó de forma maratónica trabajo y maternidad, poco después del nacimiento de su primer hijo se quedó relativamente sola, su esposo trabajaba fuera de la ciudad, (por mutuo acuerdo).

Se auto exigió para ser excelente profesionista, lo cual logro, con un empleo bien remunerado y un ritmo de trabajo cada vez más ajetreado. Después, nació su segundo bebé, y ahora todo era por 2, aunado a que su trabajo cada vez demandaba más tiempo y compromiso, y ella que todo lo podía, nunca bajo la guardia, cumplió con su rol de esposa, madre, profesionista, ¡puff, que reto!.

Ahí encontró el meollo del asunto, su modus operandi fue molestar lo menos posible a su esposo, para que “pedirle ayuda”, si ella podía, y fue cuando se dió cuenta que se había convertido en una “DOÑA CHINGONA”…

CLAUDIA FRANCO

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