Jacobo Grinberg, el psicólogo y neurofisiólogo mexicano, dedicó prácticamente toda su vida a explorar los límites de la mente humana.
Sin embargo su visita a Pachita, una de las curanderas más enigmáticas de México, es probablemente una de las mayores aventuras dentro de sus investigaciones de la conciencia.
Pachita no era una curandera cualquier, pues tenía fama de realizar cirugías espirituales sin anestesia ni instrumentos médicos tradicionales.
Su consultorio era un pequeño cuarto, lleno de velas, imágenes religiosas y un ambiente cargado de misterio.
Ahí es donde Grinberg, todavía con cierto escepticismo, se adentró en lo que sería uno de los encuentros más impactantes de su carrera.
De un momento a otro Pachita le pidió a Grinberg que se acercara para observar una de sus curaciones.
En ese momento, el científico se encontró con algo inexplicable, la curandera, con una pequeña navaja, abrió el cuerpo de un paciente para extraer lo que ella llamaba “energía negativa”.
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Grinberg no podía creer lo que veía, ya que además de la milagrosa operación asegura había una energía en la habitación y alrededor de Pachita que sin duda le hizo cambiar su forma de ver las cosas.
Para Jacobo, este encuentro no era solo una curiosidad más en sus estudios, también era una prueba viviente de que el mundo tenía muchas cosas desconocidas para la ciencia.
Su encuentro con Pachita marcó un antes y un después en su vida, llevándolo a cuestionar los límites entre la ciencia y lo sobrenatural.
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