Justine Lindsay es el claro ejemplo de que el talento no tiene barreras, pues está llegando tan lejos que consiguió ser la primer porrista trans de la NFL, aquí te contamos su historia.
Justine derrama talento desde pequeña
Desde pequeña, Lindsay ha demostrado que el talento corre por sus venas, pues su historia en el mundo del baile comienza cuando un grupo de bailarines diversos llegó a su ciudad y ella quedó impactada de la emoción por verlos.
Ante ello, su mamá la metió a clases de ballet, y ahí fue donde encontró cuál era su pasión, además de que descubrió su identidad.
Fue hasta los 14 años cuando su talento habló por sí solo y la becaron en una gran academia de danza en Los Ángeles.
Ahí se sintió tan cómoda que con tan solo 18 años, compartió con su familia que era una mujer trans, por lo que pidió que la llamaran Lindsay.
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¿Cómo llegó Justine Lindsay a ser la primer porrista trans en la NFL?
Ella creció y estudió comunicación, tenía un empleo y llevaba una vida tranquila y normal, sin embargo un día se enteró que harían un casting para entrar a las TopCats, por lo que sus amigas la animaron para participar.
Luego de ello logró entrar a uno de los trabajos de sus sueños, en donde todos quedaron asombrados por su gran talento, incluso en una entrevista para BuzzFeed, la directora del equipo de porristas aplaudió su capacidad.
“Su talento y capacidad para hacer historia es lo que la hizo entrar al equipo“.
Lindsay enfrentó su más grande reto
Luego de que la aceptaron en el equipo, ella se tuvo que enfrentar a uno de los retos más importantes de su vida, pues aunque su familia sabía que era trans, al exponerse al ojo público en el equipo de porristas, tuvo que anunciar que es la primer mujer trans y de color en toda la historia de la NFL. ¡Qué orgullo!
Comunidad LGBT+ en el deporte
Cabe mencionar que a pesar de que Lindsay está rompiendo muchísimos estereotipos, también está luchando contra la LGTBfobia que hay en el mundo, pues recordemos que en algunos estados de EUA como Texas, prohíben que atletas trans se integren a equipos deportivos universitarios.
Y aún peor, que en el estado en donde trabaja, Carolina del Norte, es uno de los lugares más conservadores en donde hay un fuerte terrorismo contra la comunidad LGBT+.
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