Desafortunadamente aún no se logra sensibilizar a la sociedad sobre la responsabilidad que implica tener un perrito, un gatito o cualquier otra mascota.
Muchas personas disfrutan el tener un animalito de compañía, que incluso se convierte en parte de la familia.
Sin embargo no fue así para este pequeño schnauzer, de quien hoy te contamos su historia.
Este fue abandonado por su familia cuando apenas era un cachorro y pasaba sus días en un refugio canino en Bolivia luego de que lo encontraran en las calles vagando.
Un grupo de frailes procedente del convento de San Francisco, en Cochabamba, estaba a la búsqueda de una mascota que llenara de alegría los pasillos.
Fue así como de pronto se encontraron con este singular perrito llamado Carmelo.
Los franciscanos, por el patrono que los identifica, tienen una empatía especial con los animales y siguiendo el mensaje de San Francisco fue como lo adoptaron.
El ángel de Carmelo
Su amor hacía Carmelo no paró ahí, sino que a los pocos días decidieron bautizarlo con el nombre de “Fray Bigotes” e incluso le hicieron su propia sotana marrón, la cual lo convirtió en toda una celebridad de la redes sociales.
Fray Jorge y otros hermanos comentaron que el can era muy feliz en su nuevo espacio, se encontraba lleno de amor y se la pasaba corriendo libremente, además de que tenía una fuente para refrescarse cuando quería.
“Su vida se resume en jugar y correr. No tiene obligaciones de ningún tipo. Aquí, todos los hermanos lo queremos mucho. Ahora es una criatura de Dios”.
Este increíble can no solo llegó a alegrar la vida de los frailes sino que gracias a su popularidad, apoyo en diversas campañas de concientización y albergues para que más perros corrieran con su suerte y encontrará un hogar.
“Fray Bigotes” o “Fran Bigotón” como también lo conocen es una muestra clara de amor bonito, y hoy comparte sus días no solo con su familia, los franciscanos, sino con su hijo Metodio y algunos felinos.
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