¡Ay los divorcios! Ese trámite tan complicado que se tiene que llevar a cabo cuando ya no hay amor de por medio en una pareja.
Pareciera tan fácil como decir “hasta aquí la dejamos”, pero lo cierto es que son tantas las cosas por las que se tiene que llegar a un acuerdo que resultan realmente agotador.
Y no solo para la pareja en cuestión, sino también para el caso de las mascotas (hijos no porque ya nadie tiene), que parecen quedarse a la deriva ante la inminente separación de sus dueños.
Como es un problema cada vez más recurrente la empresa estadounidense Rover propone que las parejas establezcan en su contrato prematrimonial diversos acuerdos en el caso de que su relación termine.
Quién lo lleva al veterinario, quién lo saca a pasear y los gastos de su cuidado, son algunas de las cosas que sugieren establezcan antes del matrimonio.
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¿En México existe algo similar?
Sí, en nuestro país existe el pre-pup, un acuerdo prenupcial que detalla prácticamente lo mismo que está implementando Rover en Estados Unidos.
Pero ya sea que vivas en México o en el otro lado del mundo, es importante que acuerdes con tu pareja qué pasaría con las mascotas en caso de un divorcio, y que ante todo cumplan lo estipulado.
De lo contrario, es probable que un juez termine por decidir quién se queda con la mascota, y en una de esas terminas perdiendo por no llenarle su charola de croquetas.
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