Uno de los elementos más representativos del festejo de Día de Muertos son sin duda las calaveritas literarias, cuya tradición se hereda de generación en generación.
Estas obras no hacen más que representar el ingenio de los mexicanos, que se burlan de la muerte a través de una composición rítmica y llena de sátira.
Sin embargo, puede que no muchos sepamos exactamente dónde o cuándo se originó, y por esa razón aquí te contamos su historia.
Calaveritas literarias, un legado histórico
De acuerdo con varios investigadores, las calaveritas tendrían su origen en la época novohispana, específicamente en la obra “La portentosa vida de la muerte” (1972), del franciscano Fray Joaquín Bolaños.
En este texto Bolaños combina elementos cómicos, trágicos y hasta grotescos, pues concibe a la muerte como un esqueleto que camina entre los vivos, encontrándose con eventos bastante peculiares.
Sin embargo, es hasta el siglo XIX que la calaverita literaria figura como hoy en día la conocemos, apareciendo en medios impresos que criticaban a la clase alta, y que por supuesto buscaban censurar.
La primera calavera publicada oficialmente en un medio impreso sería la de 1849, que apareció en El Socialista, de Guadalajara.
Junto a ellas aparecerían caricaturistas e ilustradores importantes como Constantino Escalante o Santiago Hernández, que elevarían aún más la sátira representada en los textos.
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La aparición de José Guadalupe Posada
Ya encaminados hacia la Revolución Mexicana surgiría el nombre de José Guadalupe Posada, quien potenciaría aún más la imagen de la muerte como un ente cómico con su Calavera Garbancera, que se convertiría en un legado gigantesco para el pueblo mexicano.
Rebautizada por Diego Rivera como “La Catrina”, esta imagen y las calaveritas literarias son todo un símbolo del Día de Muertos en nuestro país.
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