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Cuando ganar la lotería no significa la felicidad

Conoce por qué ganarse el "premio gordo" no siempre trae consigo buenas cosas

Ganar la lotería es el sueño de muchos, pero para algunos (des)afortunados, lo que parecía el camino hacia una vida perfecta se convirtió en una pesadilla inesperada.

A lo largo de los años, varias personas han ganado sumas millonarias, solo para descubrir que el dinero no siempre trae felicidad.

Un ejemplo es la historia de Jack Whittaker, un empresario de Virginia Occidental que en 2002 ganó el mayor premio en la historia de la lotería Powerball hasta ese momento: 314 millones de dólares.

Whittaker vio su vida desmoronarse tras su victoria, pues su familia sufrió numerosas tragedias, incluido el fallecimiento de su nieta, y Whittaker fue víctima de múltiples robos.

Al final, expresó que deseaba nunca haber ganado.

Otra historia impactante es la de Billie Bob Harrell Jr., un trabajador de Texas que ganó 31 millones de dólares en 1997.

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Andrew Whittaker

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Inicialmente, Harrell disfrutó ayudando a su comunidad, donando dinero a la iglesia y comprando casas para su familia. Sin embargo, las demandas de amigos, familiares y extraños lo agobiaron.

Su matrimonio se deterioró, y menos de dos años después de ganar, Harrell se quitó la vida.

Para aquellos que sueñan con ese golpe de suerte, quizás deban pensarlo un par de veces, pues eso no garantizará que tu vida sea como la de Rico Mc Pato.

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