El pasado viernes 7 de febrero un hombre irrumpió en la Basílica de San Pedro del Vaticano, en Roma y vandalizó el altar de la confesión.
Un hombre encapuchado y con una mochila, subió a la mesa del altar principal de la iglesia. Tras saltar hasta allí arriba, empezó a patear y tirar al piso todo lo que se le cruzaba en el camino.
El sospechoso destruyó seis candelabros de 1865, por valor total de 30 mil euros. Y desprendió la alfombra blanca que adorna la mesa.
El acto fue grabado por turistas presentes en la Basílica en ese momento. Las imágenes de los candelabros cayendo al suelo se han vuelto virales.
De hecho, para ingresar a la Basílica de San Pedro, antes se deben sortear controles y pasar por detectores de metales.
Estas medidas, aunque son bastante estrictas, no evitan por completo actos de vandalismo como el ocurrido este viernes, ya que el responsable no utilizó ningún objeto para llevarlo a cabo.
La gendarmería vaticana junto con algunos elementos de la policía italiana le detuvieron inmediatamente. Se trata de un ciudadano rumano, cuya situación está siendo examinada por los investigadores.
¿Qué pasó con el responsable?
Tras ser detenido, se informó que el individuo padecía una “discapacidad mental grave”.
Posteriormente, fue entregado a las autoridades italianas. Aunque fue puesto en libertad, no se descarta la posibilidad de que se le imponga una prohibición de residencia en el municipio de Roma.
Los motivos detrás del ataque siguen siendo un misterio. La seguridad en la Basílica, se activó de inmediato cuando el individuo subió al altar y derribó los seis candelabros.
El Vaticano no dio ninguna información y tampoco se a pronunciado al respecto.
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DIEGO LEIZA
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