Si pensabas que el mayor depredador en la selva era el león, es porque no has escuchado hablar de Frank Cuesta con un micrófono abierto.
El español, famoso por su amor a la fauna, se encuentra en el centro del huracán tras filtrarse audios donde presuntamente admite envenenar gatos y perros cerca de su santuario en Tailandia.
Sí, leíste bien: el defensor de los animales hablando de usar croquetas con veneno como si fuera receta de cocina.
En los audios que ya circulan como pan caliente en redes, Frank no se guarda nada:
“Voy a hacer un mix con comida de gato y polvo de veneno…”,
“Voy a seguir poniendo veneno hasta que mueran todos los perros…”
Un discurso que suena más a villano de caricatura que a naturalista.
Según él, esos animales callejeros estaban matando a los suyos, así que decidió jugar al “ojo por ojo”… versión letal.
¿El héroe de la fauna… o un falso salvador?
Frank Cuesta no siempre fue el personaje polémico que hoy se pasea por titulares. Empezó su carrera como tenista profesional (sí, como Nadal pero sin las buenas maneras) y terminó convirtiéndose en un showman de la vida silvestre gracias a su programa Frank de la jungla.
Su estilo era único: gritar mucho, cargar serpientes, y educar al espectador. Y así, ganó premios y tuvo su momento de gloria con Animal Planet.
Luego vino YouTube, su santuario “Libertad” y una legión de fans que lo veían como el Steve Irwin español.
Pero ahora, con los recientes escándalos, la imagen del defensor de los animales se tambalea.
En su defensa, Cuesta asegura que todo es una traición de alguien en quien confió y que están sacando frases fuera de contexto.
Lamenta que su trayectoria esté “destruyéndose por alguien que yo confié”. Pero lo cierto es que la línea entre proteger y exterminar nunca ha sido tan delgada… ni tan grabada.
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DIEGO LEIZA
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