La Selección Mexicana está a unas horas de disputar su primer partido de la Copa Oro 2023, es la segunda oportunidad, en un torneo oficial, que tiene de comenzar a limpiar un poco el desastre de los últimos meses.
La realidad es que desde la penosa eliminación en fase de grupos en Qatar 2022, el combinado tricolor no tiene pies ni cabeza. La directiva, con tantos cambios internos, no ha podido establecer un proyecto a largo plazo y solo se ha está jugando porque el negocio debe continuar.
Con la reciente adición de Jimmy Lozano y la adición de la Bomba, Rodríguez como comisionado por primera vez en mucho tiempo, se percibe algo de planeación y unión entre jugadores, cuerpo técnico y directivos.
A pesar de estos cambios que solo el tiempo dirá si fueron buenos o no, en menos de una semana es muy difícil que un plantel entero cambie su funcionamiento. Es por eso que la cuestión más grande previo al debut del TRI en la competición es qué tanto puede trascender en el torneo veraniego.
Expectativas reales de la Selección Mexicana en esta Copa Oro
Este cuestionamiento lo podemos analizar desde dos ángulos, el primero es que debido a que Costa Rica, Canadá y Estados Unidos llevan un plantel B, en teoría, el TRI tiene el mejor talento en la convocatoria de la competición.
Y la segunda, que va muy de la mano con la primera, es que gracias a la buena calidad de los jugadores, y a la poca complejidad de los cruces, la Selección Mexicana tiene el camino “fácil” para llegar mínimo a semifinales.
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En otros tiempos, una proyección de solo semifinales en Copa de Oro sería mediocre. Pero con la realidad en la que vive nuestro combinado, cualquier resultado que no sea eliminación de grupos es ganancia.
Para después plantear un proyecto duradero para la Copa del Mundo 2026, en donde se busque ganar y, sobre todo, cuidar y agradar a una de las mejores aficiones del mundo.
