Este lunes, el festival Axe Ceremonia lanzó un comunicado en el que, además de lamentar la situación, prometió revisar los protocolos de seguridad.
Lo de Axe Ceremonia no tiene justificación. Dos fotoperiodistas, Berenice y Miguel, perdieron la vida porque una estructura mal planeada y mal asegurada colapsó en pleno festival. Y lo peor es que era una estructura presentada como un “punto de encuentro seguro”. ¿Seguro para quién?
Ahora el festival lanzó un comunicado todo “triste” y “comprometido” a revisar sus protocolos. Pero eso no regresa a Berenice ni a Miguel. ¿Dónde estaban esos protocolos antes? ¿Quién firmó que esas grúas con ositos colgando eran seguras? Porque si el viento fue suficiente para tirarlas, claramente algo se hizo mal.
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Dicen que han estado con las familias “desde el primer instante” y que están trabajando con autoridades. Eso es lo mínimo que deberían hacer, pero no borra el hecho de que esto pudo haberse evitado.
Axe Ceremonia se vendió como un espacio para disfrutar, para encontrarse con la música y con otros, pero esa promesa se rompió de la peor forma. Y lo más doloroso es que los responsables, los que tomaron decisiones logísticas sin pensar en la seguridad real, siguen sin dar la cara de verdad.
Ojalá esto no se quede en palabras bonitas, porque los protocolos no se fortalecen con comunicados, se fortalecen con responsabilidad real, y esa, hasta ahora, ha brillado por su ausencia.
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